El signo de nuestro tiempo es la producción de bienes y servicios para el consumo. Un mundo marcado por el tener cosas, productos, que se actualizan a un ritmo vertiginoso. Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación llevan la delantera.
Todo apunta a una apuesta donde el tener suplanta o representa el ser. Nos guste o no, estamos inmersos en la adquisición de imagen, marketing personal y comercial. Desde el embellecimiento de nuestro cuerpo hasta lo que consumimos como alimentos. Por Inés Arribillaga
Acumulamos cosas, cambiamos por obsoletos electrodomésticos, indumentaria, autos, decoraciones, vivimos mirando ofertas de viajes, tarjetas, cursos porque todo tiene un tiempo efímero y el estrés forma parte de nuestra vida cotidiana y laboral. Pero esta voracidad de consumo tiene consecuencias desastrosas para nuestra vida. La basura aumenta a un ritmo desmesurado y doy fe de ello siendo como soy de bajo perfil y donde mis gustos personales tienden a la moderación.
Existen alertas importantes en este sentido, desde los ecologistas, las organizaciones de ciudadanos que ofrecen otros modelos, las 4 erres del reciclaje (Reducir, Reciclar, Reutilizar, Recuperar), las famosas “empresas B”, el cuidado del medio ambiente y de las personas como bien supremo, lo que hace a la RSE, denunciar el avasallamiento de derechos humanos en el trabajo ya que si lo que vale es la ganancia económica y financiera, poco importan los valores éticos. Así, estamos frente a una lucha en el corazón del sistema económico globalizado.
¿Qué hacemos con todo esto? ¿Qué sentido tiene nuestra perspectiva personal como ciudadanos tomar conciencia de estas cuestiones?. Es algo que me pregunto hace tiempo. He estado buscando información sobre estos temas. Sé que existen muchas propuestas novedosas y creativas para resolver o pensarlo. Mi inquietud básica sobrevuela sobre el cómo buscar soluciones mientras nos encontramos viviendo en una sociedad de consumo. ¿Producir productos sustentables? ¿Tener una economía a escala humana? ¿Proponer y difundir más lo que se conoce como economía colaborativa: plan C? (les recomiendo esta página). Sí suena tentador y alternativo al modelo de Tener = Ser pero mi duda es, cómo desmantelar la realidad del signo económico a ultranza. Quién puede vivir sin ingresos o con ingresos básicos sin sentirse un extraterrestre.
Las grandes corporaciones toman rápidamente las tendencias y elaboran visiones donde supuestamente cuidan ciertas formas de producción y lanzan programas de gerenciamientos acorde a los tiempos. Pero sabemos que son fórmulas de adaptaciones que no conllevan cambios sustanciales. Los grupos económicos son móviles, van donde puedan obtener mayores ganancias: países o ciudades enteras como talleres de producción baratos, gobiernos que tratan de regular los intercambios del trabajo, organismos internacionales que estudian el fenómeno y hacen estadísticas y normas a seguir o recomendaciones…
Vayamos a lo pequeño, a cada uno de nosotros. Qué hacemos en nuestra vida cotidiana, con qué nos identificamos realmente, más allá de lo que decimos, qué aplicamos en el diario vivir: compra de productos, uso del agua, tratamiento de la basura hogareña, reciclado, uso de energías alternativas, disminución de comida chatarra, bebidas que consumimos, conservación de árboles y alimentos, valores que nos sustentan, respeto por las diferencias, sistemas de salud, y así… una larga lista en la que estamos comprometidos con nosotros y los demás.
El planeta es importante pero somos las personas quienes vivimos en él.
Si querés aportar tu opinión y experiencia personal, adelante! Este espacio está abierto.
Algunas notas publicadas en EenRed sobre estas cuestiones
Del consumo, del reuso y la basura
La conciencia ecológica tiene sus bemoles. Trataré de explicarme. Nuestro sistema económico está basado en el consumo. Producimos para consumir y consumir, cuanto más consumimos, somos ricos, pudientes. Es signo de estatus social. Por Inés Arribillaga
El desarrollo sostenible es el mayor mito del medio ambiente
La basura se desbordará en las ciudades
Basura electrónica: los riesgos de consumir y descartar
El tratamiento inadecuado de los residuos electrónicos puede ocasionar graves impactos en el ambiente y en la salud. Frente al crecimiento exponencial de este tipo de desechos surgen marcos regulatorios que promueven su recolección y posterior procesamiento.
Bitcoin y el futuro del dinero electrónico
La era digital acuñó su propia moneda: Bitcoin. Esta divisa virtual, cada vez más utilizada como medio de intercambio y puesta bajo la lupa de gobiernos y entidades financieras a nivel global, traza el futuro del dinero en un mundo donde tampoco la economía escapa a las lógicas descentralizadas e innovadoras de internet